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El proyecto nacional.

Dos hechos de importancia determinaron la conformación de la coalición que impulsó la aprobación de las reformas constitucionales en el parlamento, indispensables para llevar los cambios propuestos a consideración popular.

La ruptura del proceso de paz con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán tras las elecciones de junio de 2015, que abrió un período de incursiones militares en las principales ciudades kurdas, legitimando al AKP ante los votantes nacionalistas.
Por otro lado, el intento de golpe dio paso a un breve momento de cierta unidad nacional, cuyo corto aliento permitió el acercamiento de con el líder del (ultra)derechista nacionalista MHP, Devlet Bahceli, quien apoyaría al gobierno en su versión de la guerra contra el terrorismo, contra la comunidad Gleün y algunas propuestas extremas, como la reinstalación de la pena de muerte.
Este giro al nacionalismo rancio, que durante sus primeros y mejores años, el AKP había hecho más que ninguno de sus antecesores, rindió frutos electorales en las elecciones de noviembre de 2015, cuando el AKP recuperó su mayoría absoluta, y, junto a la dirección del MHP, al que había restado algunos votos, consiguió los tres quintos de apoyos parlamentarios.
Difícil estimar las repercusiones de la nueva postura oficial entre kurdos religiosos, tradicionalmente cercanos al AKP, y nacionalistas desconfiados de Erdoğan, base del MHP, pero un traslado lineal de los últimos resultados disponibles, daría para la sumatoria de islamistas y nacionalistas un apoyo de más del 60% del electorados. Un piso bastante alto al cual erosionar.

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