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Entradas

Partidos y posiciones.

AKP: Partido fundado por Erdoğan, de raíz islamista, conservador. A FAVOR. Resultado noviembre 2015: 49,5% de los votos. CHP: Fundado por Mustafa Kemal Ataturk, laicista, socialdemócrata y nacionalista. EN CONTRA. Resultado noviembre 2015: 24,95% MHP: Fundado por el militar golpista Alparslan Turkeş. Ultranacionalista. Oficialmente A FAVOR, dirigentes disidentes EN CONTRA. Resultado noviembre 2015: 11,9% HDP: Izquierda prokurda, antinacionalista. Sus principales dirigentes están encarcelados. EN CONTRA. Resultado noviembre 2015: 10,76%
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Encuestas.

Resúmen de las últimas encuestas, y resultados electorales de las elecciones de noviembre de 2015, por región.

El jefe.

Reis, como se titula la película hagiográfica sobre su vida, puede traducirse al castellano como jefe. Así llaman sus seguidores a Recep Tayyip Erdoğan. A pesar de haber renunciado a los lazos partidarios por requerimiento constitucional, tras ser electo presidente, Erdoğan mantiene absolutamente controlado al AKP, partido que fundara junto al ex-presidente Abdullah Gül y el ex-vicepremier Bulent Arinç, prometiendo modernizar el islamismo, con un enfoque democrático y pro-occidental, con la promesa de insertar a Turquía en la Unión Europea. El gobierno del AKP se caracterizó por la combinación entre la expansión de políticas sociales, la realización de grandes obras de infraestructura y un programa económico netamente neoliberal, continuando el programa con el Fondo Monetario Internacional. En su inicio, impulsó reformas democratizantes, destinadas a garantizar la libertad religiosa, reducir la tutela del ejército sobre la vida civil, y dar mayores márgenes a las expresiones de cu

Los Fierros.

Tras el fallido intento de golpe, las fuerzas armadas son un actor ausente en esta discusión electoral. Acostumbradas a los pronunciamientos públicos, advertencias y condicionamientos del poder democràtico durante décadas, las sucesivas derrotas frente a la administración civil durante los gobiernos de Erdoğan menguaron la eficacia y frecuencia de sus intervenciones. Consustanciadas con el gobierno en el combate a la insurgencia kurda en el sudeste y la frontera siria, y tras la purga de un tercio del alto mando, las fuerzas esperan, en aparente tranquilidad, el resultado de un referendo que, de ser positivo, eliminaría los fueros militares. Hacia adelante, la disputa entre los mandos orientados al atlantismo y aquellos de preferencia eurasiática, con simpatías en Rusia, así como la capacidad de la dirigencia política para garantizar la paz y seguridad interior determinarán el comportamiento de este actor al que Erdoğan, por primera vez en la historia, muestra subordinado al pod

La Corpo.

Fetullah Gülen vive en los Poconos, un pedacito de tierra cerca de Filadelfia, en los Estados Unidos. Exiliado desde finales de los 90, este clérigo desenfadadamente pro-capitalista, de excelentes relaciones con occidente es otro de los grandes protagonistas del referéndum. A partir de su "inspiración", los seguidores de Gülen constituyeron una inmensa red que incluía medios de comunicación (el diario Zaman llegó a ser el de mayor tirada del país), entidades financieras (el Bank Asya, uno de los mayores bancos privados) y, por sobre todo, instituciones educativas, con orientación científica, que desde los años 70 se expandieron, primero, a lo largo de toda Turquía, luego en Asia Central, hasta llegar a los Estados Unidos, donde constituyó la principal red de escuelas charter del país. La cofradía de Gülen ganó importancia también en el aparato estatal y, tras la llegada de Erdoğan y el AKP al gobierno, aportaría sus cuadros técnicos y profesionales para los puestos burocr

La Opo.

Si es cierto que la población turca esta dividida, groseramente, por mitades entre quienes apoyan y quiénes no apoyan al actual presidente, es mucho más difícil hablar de ellos como "la oposición". No hay una, sino varias oposiciones, muchas veces con visiones irreconciliables. Los enemigos del presidente islamista incluyen desde nacionalistas relativamente laicos, vinculados al viejo poder militar, y próximos a una concepción etnocentrista sobre la identidad turca, hasta la izquierda embanderada con los derechos de la población kurda y, en el medio, los representantes tradicionales del kemalismo. Entre los principales opositores a la reforma se encuentra Meral Aksener, una dirigente disidente del ultranacionalista MHP,  cuyo nacionalismo identitario postula idealmente la comunión de los pueblos túrquicos desde Anatolia hasta el este de China, y el rechazo de cualquier elemento extranjerizante. El CHP, partido fundado por Mustafa Kemal Ataturk, junto a la propia república

El proyecto nacional.

Dos hechos de importancia determinaron la conformación de la coalición que impulsó la aprobación de las reformas constitucionales en el parlamento, indispensables para llevar los cambios propuestos a consideración popular. La ruptura del proceso de paz con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán tras las elecciones de junio de 2015, que abrió un período de incursiones militares en las principales ciudades kurdas, legitimando al AKP ante los votantes nacionalistas. Por otro lado, el intento de golpe dio paso a un breve momento de cierta unidad nacional, cuyo corto aliento permitió el acercamiento de con el líder del (ultra)derechista nacionalista MHP, Devlet Bahceli, quien apoyaría al gobierno en su versión de la guerra contra el terrorismo, contra la comunidad Gleün y algunas propuestas extremas, como la reinstalación de la pena de muerte. Este giro al nacionalismo rancio, que durante sus primeros y mejores años, el AKP había hecho más que ninguno de sus antecesores, rind

La campaña

Si bien las opciones son dos, y las encuestas están bastante empatadas, el espacio otorgado a la campaña electoral dista de ser equitativo. Un decreto de emergencia impidió la aplicación de sanciones a aquellos medios de comunicación que hicieran una injusta distribución de la publicidad y tiempo en el aire de las distintas posiciones. Los medios favorecen al sí, y las calles también. Las banderas, banners y carteles con la imagen de Erdoğan y del Primer Ministro Binali Yildirim (cuyo cargo, paradojicamente, desaparecería en caso de victoria) pidiendo el voto por EVET casi decuplican a los que piden por el no (Hayır). Mientras Erdoğan y su primer ministro encabezan rallies de decenas de miles de personas, aún con ayuda del aparato estatal, las oposiciones organizan actos más pequeños y dispersos, en virtud de su público segmentado y heterogéneo, y apuestan a la viralización de su mensaje a través de las redes sociales. Los actos por el no fueron, en múltiples ocasiones prohi

La emergencia.

El 15 de julio de 2016, un sector del ejército intentó tomar el poder por la fuerza y deponer al gobierno electo con una mayoría abrumadora en noviembre del año anterior. La violaenta intentona, repelida por los ciudadanos en las calles, fue atribuída a sectores del ejército vinculados a Fetullah Gülen, un clérigo exiliado en los Estados Unidos, cuya red de influencia se extendía en la educación, los negocios y la burocracia estatal, con preeminencia en la justicia y la policía. El saldo del sanguinario intento fue la muerte de más de doscientos ciudadanos, y un Erdoğan reforzado en su legitimidad tras derrotar el alzamiento antidemocrático. Al intento de golpe siguió la declaración del Estado de Emergencia, que otorgó al presidente amplios poderes en materia legislativa, al tiempo que suspendió la posibilidad de revisar judicialmente las medidas adoptadas. Desde ese momento, y con la excusa de limpiar el aparato estatal de elementos leales a Gülen, para, así, defender la democracia